Así como sentamos nuestra posición ante los hechos ocurridos el jueves - tanto respecto a la suspensión de la sesión de Consejo Directivo, como a los forcejeos posteriores – desde La Mella nos es necesario posicionarnos ante un nuevo hecho que entendemos es consecuencia de lo mencionado anteriormente y nos preocupa.
El lunes 23 llegamos a la facultad y nuestra mesa, que suele estar en la entrada, había desaparecido. Después de buscarla por todos los pisos, mientras nos enterábamos que a otras agrupaciones también les faltaban sus mesas, la encontramos. No como nos hubiese gustado ni donde debiera haber estado. La encontramos en el pantano, en el medio del agua, sin sus cajones, a medio romper y con todos los materiales que tenía adentro desparramados entre las plantas, basura, agua y algunas otras mesas.
Más allá del hecho puntual de que nos hayan sacado y roto la mesa, esto nos hace pensar en cómo se resuelven las cosas en la FADU. Si nosotrxs el jueves dejamos nuestra mesa donde estaba siempre, si la facultad a partir del viernes estuvo cerrada y abrió recién el lunes, nos preguntamos entonces qué pasó con nuestras mesas y por qué suceden estas cosas, especialmente después de una situación de tensión y la posterior medida de fuerza del viernes. Creemos válido que cualquier sector tome posición y acción en la facultad, que los no docentes expresaran sus posturas frente a los conflictos de la FADU y decidieran cerrar la facultad, más allá de no estar de acuerdo con sus razones. Sin embargo, toda acción tiene consecuencias, y también responsables. Creemos que las autoridades deben hacerse cargo de las consecuencias que tienen estas medidas, porque, ya sea con la facultad abierta o cerrada, no se puede permitir que la actividad política sea atacada. Para nosotrxs esto no representa sólo un robo material de nuestras cosas, sino que es un ataque a algo que hacemos a diario en la facultad y que creemos complementa nuestra formación en las aulas, es un ataque a nuestra militancia.
Repudiamos absolutamente toda actitud patoteril y violenta tanto hacia lxs estudiantes que nos agrupamos y que nos expresamos día a día en la facultad como hacia cualquier miembro de la comunidad educativa. Estos hechos no hacen más que remitirnos a las peores prácticas que buscan nada más (y nada menos) que amedrentarnos. Busca ser una señal, un recordatorio de “cómo funcionan las cosas”, no sea cosa de que nos olvidemos cuál es nuestro lugar en la FADU. Lejos de cumplir con sus objetivos, nuestra voluntad sigue siendo defender la educación pública y de calidad, y el encuentro y la organización de lxs estudiantes. Exigimos a quienes hoy gobiernan la facultad, es decir, a las autoridades responsables de su funcionamiento, una explicación de lo sucedido.
Repudiamos absolutamente toda actitud patoteril y violenta tanto hacia lxs estudiantes que nos agrupamos y que nos expresamos día a día en la facultad como hacia cualquier miembro de la comunidad educativa. Estos hechos no hacen más que remitirnos a las peores prácticas que buscan nada más (y nada menos) que amedrentarnos. Busca ser una señal, un recordatorio de “cómo funcionan las cosas”, no sea cosa de que nos olvidemos cuál es nuestro lugar en la FADU. Lejos de cumplir con sus objetivos, nuestra voluntad sigue siendo defender la educación pública y de calidad, y el encuentro y la organización de lxs estudiantes. Exigimos a quienes hoy gobiernan la facultad, es decir, a las autoridades responsables de su funcionamiento, una explicación de lo sucedido.
Entendemos que siempre existirán posicionamientos políticos con los que nunca acordaremos pero de ninguna manera estas diferencias justifican tal nivel de violencia y ensañamiento, mucho menos en un establecimiento educativo y de formación.
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