Crisis docente
En Agosto de este año fueron rechazados 253 cargos docentes, que sumados a los que habían sido rechazados en los años anteriores suman 553 cargos que no son reconocidos.
La FADU funciona mediante un sistema de puntaje que establece que los cargos reconocidos en cada cátedra se calculan en proporción directa al número de alumnos inscriptos definitivamente en esta. La relación entre cantidad de docentes y de alumnos planteada por el sistema vigente no da cuenta de la dinámica de trabajo de nuestra Facultad y esto genera que se vuelva excesivo el número de alumnos a cargo de cada docente, dificultando las correcciones que tanto necesitamos. Para solucionar estas falencias se incorporan ayudantes que no son reconocidos como tales por la universidad y por lo tanto no son remunerados por su trabajo.
Un tercio del total de los docentes cobra regularmente, otro tercio cobra por debajo del cargo que ejerce, es decir, es subrentado. El tercio restante, no cobra: es ad-honorem. Si tenemos en cuenta que para ser docentes deben pasar por 7 años de ayudantía ad-honorem, llegar a docentes y seguir sin cobrar parece, por lo menos, un chiste de mal gusto. El funcionamiento de nuestra facultad depende de la voluntad de cientos que trabajan gratis.
Desde que explotó este año (otro más) el conflicto se lograron la recuperación de 226 cargos docentes. Debemos continuar en la lucha por el reconocimiento de los 327 cargos restantes e impedir el acostumbramiento a la problemática que se acarrea históricamente.
En paralelo a ésta situación se produce otra intrínsecamente relacionada: el de los concursos docentes. Este sistema debiera permitir el acceso a diferentes cargos dentro de la docencia universitaria, pero gracias a las irregularidades y la disfunción del sistema burocrático faduense, esto no es así.
Como estudiantes somos testigos de las voces de nuestros docentes: “hace 2 años gané un concurso y desde entonces el mismo no fue reconocido, sin embargo hay alguien ocupando mi puesto CONCURSADO”. Es decir que esa persona fue electa “a dedo” para ese cargo.
Rotulamos la FADU, para exponerla, para plantear la problemática, no naturalizar esta situación, ni olvidarla una vez que pasaron las elecciones. Para que seamos concientes que el trabajo se paga, y que el prestigio académico no puede basarse en el abuso laboral y la explotación.
Nuestro objetivo es plantear interrogantes, que las realidades de la facultad dejen de sernos indiferentes, olvidadas. Depende de nosotros cambiarlas. El debate y el cuestionamiento deberían ser prácticas cotidianas, formas de comunicación y de intercambio de opiniones que nos acerquen, buscando lograr la unidad estudiantil.
Como juventud somos la posibilidad de cambio. Creemos que debemos tomar el desafío en nuestras manos.
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